June 10, 2018

Cultivating a garden or even a flowerbed takes a lot of work and time.  If we are not willing to do the work there will be no fruit.  If we are not willing to put in the time consistently we will have many large weeds blocking any potential fruitfulness.  I often imagine the human soul as a garden that God gives us that’s unique to each person with his or her gifts.  What also is true, because we are fallen creatures, is that the garden of our souls, like real gardens, often have the same weeds that keep popping up that stifle out the fruit.
 
The fruit of charity needs cultivated in our lives so that we can spread the seeds of charity in the world.  Or course I am talking about Christian charity.  I’m starting with charity because charity contains all the other fruits.  It’s like a superfood.  We often hear charity described as love.  Charity is not the superficial love of ideas, things, or people. Charity is the love that God has for us by laying down his life for his friends.  We show charity by loving God and loving our neighbor in following the 10 commandments, the beatitudes, and the basic principle of giving is different in the result or the persons to whom we give.
 
Every sinful weed gets in the way of  our souls potential in cultivating charity.  The big weed that stifles charity is pride.  The thistle of prides says, “I know what is best for me and everyone else therefore I will do what I want.”  In the Genesis story, God shows us that in the beginning of creation pride caused the first humans to fail in charity. This week work on pulling out the weeds of pride by cultivating charity.  Say this everyday with me, “God knows what is best for me and everyone else therefore I will do what he wants.”            Fr. Jeff  

 

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Cultivar un jardín o incluso una cama de flores requiere mucho trabajo y tiempo. Si no estamos dispuestos a hacer el trabajo, no habrá fruto. Si no estamos dispuestos a dedicar el tiempo de forma consistente, tendremos muchas malas hierbas grandes que bloqueen cualquier potencial fructificación. A menudo me imagino el alma humana como un jardín que Dios nos da que es único para cada persona con sus dones. Lo que también es cierto, porque somos criaturas caídas, es que el jardín de nuestras almas, como verdaderos jardines, a menudo tienen las mismas hierbas que siguen apareciendo y sofocan la fruta.
 
El fruto de la caridad necesita ser cultivado en nuestras vidas para que podamos esparcir las semillas de la caridad en el mundo. O, por supuesto, estoy hablando de la caridad cristiana. Estoy comenzando con la caridad porque la caridad contiene todas las otras frutas. Es como un súper alimento. A menudo escuchamos la caridad descrita como amor. La caridad no es el amor superficial de las ideas, las cosas o las personas. La caridad es el amor que Dios tiene por nosotros al dar su vida por sus amigos. Mostramos caridad amando a Dios y amando a nuestro prójimo siguiendo los 10 mandamientos, las bienaventuranzas y el principio básico de dar indiferencia al resultado o las personas a quienes damos.
 
Toda hierba pecaminosa se interpone en el camino del potencial de nuestras almas para cultivar la caridad. La gran hierba que ahoga la caridad es orgullo. El cardo de los orgullos dice: "Sé lo que es mejor para mí y para todos, por lo tanto, haré lo que quiera". En la historia del Génesis, Dios nos muestra que al comienzo de la creación el orgullo causó que los primeros humanos fallaran en la caridad. Esta semana trabajamos en sacar las malas hierbas del orgullo cultivando la caridad. Di esto todos los días conmigo, "Dios sabe lo que es mejor para mí y para todos, por lo tanto, haré lo que él quiera".      Padre Jeff

 

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Miercoles De Ceniza

A pesar de que las lecturas del domingo tratan de limpiarse, ¡estamos a punto de ensuciarnos! Un día al año, mostramos nuestro amor por Dios al ensuciarnos. Sí, el Miércoles de Ceniza es este Miércoles 14 de Febrero de 2018. Entonces vamos a desearle a Dios un Feliz Día de San Valentín ensuciándonos. A pesar de que es el Día de San Valentín de este año, Dios todavía nos llama a abstenernos de comer carne, ayunar, rezar y recibir cenizas en nuestras frentes aquí en la Iglesia a las 8 a.m., al mediodía, a las 6 p.m. y a las 8 p.m. Hacemos esto para marcar el comienzo de la Cuaresma y nuestros 40 días de ayuno, oración y limosna. Normalmente no hago esto, pero me gustaría darle algunos datos divertidos sobre el Miércoles de Ceniza. En primer lugar, el Miércoles de Ceniza técnicamente cae 46 días antes de la Pascua, no 40 días. Se nos ocurre el número 40 porque nos llevamos los 6 domingos antes de Pascua. El Domingo no cuenta como un día rápido, por lo que a pesar de ser Cuaresma, no es un día de ayuno. Las fechas del Miércoles de Ceniza corresponden con la fecha de Pascua. En segundo lugar, el primer Miércoles de Ceniza que puede caer es el 4 de Febrero y el último que puede caer es el 10 de Marzo. En tercer lugar, es extremadamente raro que el Miércoles de Ceniza caiga el 29 de Febrero. Creo que solo ocurrirá 4 o 5 veces este milenio.
 
Entonces, aunque este año aterriza en el Día de San Valentín, podemos ayununar, nos abstenemos de la carne y rezamos primero porque amamos al Señor. Así que llévate a tu amado el Martes de Carnaval y al día siguiente lleva a tú amado a la Iglesia para decirle a Dios Feliz Día de San Valentín / Miércoles de Ceniza.     Padre Jeff

 

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This week Jesus moves from his private life in Nazareth to start his public ministry with the disciples and his mother Mary during the wedding of Cana in Galilee. In this first miracle people start to believe in him. Jesus insists that his hour has not yet come. He says the same thing many times in the Gospel of John about his death on the cross. Despite this his mother tells the servants to do whatever he tells them to do. What an act of faith. They do not know he is the eternal Son of God. When they do his will the miracle happens and his disciples come to believe in him. With believers now following him he begins his public ministry.

Hopefully we have both a private life and a public life. Like Christ we spend much of our lives preparing for ministry. Often we are baptized as babies, we then learn some of our prayers from our parents, we come to Mass, receive our first communion. Between first communion and confirmation we become slightly more public with our lives as disciples by becoming altar servers or singing in the choir but we still need to continue our education. When the Bishop gives us the Sacrament of Confirmation we become fully initiated into the Church begin our public ministry as a disciple of Christ. For example: we can lector, we can be Godparents, and if we learn enough we can teach others what we’ve been taught. We will be old enough to organize food drives for the poor, visit the prisoners, and even enter into the convent, monastery, seminary, or marriage.

There is always a change. Through our encounter with Jesus, the Lord can symbolically change us from the private life of water into the public ministry of wine. All we have to do is listen and do whatever he tells us.

Fr. Jeff
 

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